Algo que puede usarse a nuestro favor para lograr cambiar o mejorar tus hábitos de forma efectiva y rápida. Sigue leyendo y entérate de qué se trata.
“Solo escribo durante dos horas al día, por que es toda la energía que tengo. Pero, no dejo que nada interfiera en esas dos horas en el mismo lugar y en la misma hora, como una regla personal” – Flannery O’Connor
Nunca había observado tan detenidamente un avión. Examine con cuidado cada parte y me di cuenta de algo que muy obvio: tienen una regla para todo.
Desde el momento en el que te sientas hasta que sales del aeropuerto, tienes que seguir una regla si o si.
Por favor abróchese el cinturón, lea el folleto de emergencia, apague los aparatos electrónicos, suba la mesita de en frente, etcétera.
No me quejo, todo está planeado para tener un vuelo seguro y llegar sin inconvenientes a nuestro destino.
Pero, en los aviones no es el único lugar con reglas. Vivimos con muchas reglas que seguir en nuestra vida diaria: reglas de tránsito, en la calle, en el trabajo, en la escuela, reglas religiosas, deportivas etc…
Incluso muchas personas tienen como trabajo el simple hecho de asegurarse que se cumplan al pie de la letra todas estas reglas.
Nos guste o no, todos tenemos muchas reglas que seguir. Y la verdad es que están ahí para hacernos las cosas más fáciles y evitar accidentes.
Es como si de repente todos estén de acuerdo para lograr un objetivo común. Por eso, las reglas son usadas en todas partes.
De hecho, aún recuerdo mi primer día en una nueva escuela primaria. La maestra me dio la bienvenida y segundos después un libro de 5 dedos de grosor con todas las reglas del Instituto.
-¿Tantas reglas?, pregunte. -Entonces, ¿qué es lo único que tenemos permitido hacer?
– Cuestionar a la maestra, también está prohibido. Contestó sin mas.
En cualquier caso, las reglas están ahí para evitar estrés y ahorrarnos problemas. No tienes que decidir, ni pensarlo mucho solo hay que seguir la regla y todo estará en orden.
Aún sin darte cuenta, en tu vida cotidiana también tienes muchas reglas que estas siguiendo todos los días.
Además, todos tenemos reglas personales
Además de las reglas que nos obligan a seguir, también contamos con reglas propias. Nosotros también tenemos reglas personales que adoptamos con el tiempo y a veces sin darnos cuenta.
Conocí a una señora que solo comía pastel cuando era su cumpleaños (no sé cómo lograba resistirse), también escuche el caso de un joven que no podía empezar a comer si no bebía un vaso de agua antes.
Todas estas reglas personales, están ahí para hacernos las cosas fáciles. Como con las otras reglas, están ahí para no tener que decidir todo el tiempo o pensar si eso es bueno o es malo.
Simplemente seguimos la regla y logramos un objetivo sin culpa, sin remordimiento y sin desperdiciar energía mental.
Y estas reglas también pueden ser una gran ventaja en la formación de hábitos. Son como un salvavidas que nos permiten llegar a salvo a nuestro destino.
Las reglas personales son como un salvavidas para lograr tus objetivos ..
El estrés desencadena nuestros viejos hábitos
Cuando nos proponemos cambiar un hábito tenemos que enfrentarnos a varios obstáculos que aparecen en el camino. En muchos casos no tenemos un plan para actuar correctamente y simplemente nos dejamos llevar por las tentaciónes del momento. Lo que nos obliga a desviarnos del camino y alejarnos de nuestra meta.
Aquí es en dónde aparece el estrés, el cuál se convierte en la mayoría de los casos, en el peor amigo para el cambio de hábitos.
Cuando estamos bajo una situación de estrés nuestro cerebro entra en piloto automático y nos dejamos llevar por nuestros viejos y malos hábitos.
Es simple: tu cerebro quiere ahorrar energía mental, decidiendo solo lo imprescindible. Tu nuevo hábito requiere de más esfuerzo mental a diferencia de los hábitos viejos que siguen grabados en tu memoria.
Un interesante estudio comprobó este hecho. Se les pidió a los participantes que se aprendieran las rutas de un sistema de trenes.
Primero tuvieron que practicar intentando crear el hábito de cómo llegar de un punto a otro (como cuando memorizas el camino del trabajo a casa). Después de que todos memorizaron la ruta, se dividieron en dos grupos.
A la mitad del grupo, se les dijo que las rutas habían cambiado por completo y que tenían que pensar en una nueva ruta de inmediato.
Esta presión y estrés por decidir a contra reloj, los hizo fallar en el intento por encontrar una nueva ruta. De hecho el 70% no fue capaz de revertir la ruta que habían memorizado.
Esto quiere decir que, muchos de nuestros hábitos son activados bajo presión o estrés emocional, porque de esta forma el cerebro ahorra el esfuerzo de decidir.
Adopta una regla personal para crear hábitos
Una solución para esto, es siempre tener una regla personal que nos ayude a crear hábitos. Sobretodo en esos casos, cuando tu energía mental esta debilitada o simplemente no eres capaz de decidir correctamente.
Como si planeáramos por adelantado que es lo que haremos frente a un problema. La regla sirve como un comodín aplicable a cualquier situación.
Tú puedes crear cualquier regla personal que se ajuste a tu rutina, solo tienes que seguir estos 2 pasos:
- Darte cuenta del mal hábito que quieres cambiar
- Crear tu propia regla personal con una actividad que sustituya a ese hábito
Por ejemplo, este es un problema:
- “He visto que cada que intento empezar a comer mejor entre comidas, se me antojan los chocolates de la máquina y no puedo resistir la tentación”
- Tú regla personal sería de esta forma: “Tendré a la mano frutos secos para calmar mi hambre entre comidas”
Este es otro ejemplo:
- “He visto que cada que siento estrés me muerdo las uñas sin parar”
- Tú regla personal sería de esta forma: “Siempre tendré una pelota suave a la mano”
El objetivo es que el hábito que quieres cambiar NO se prohíba solo hay que SUSTITUIRLO con otra actividad.
Si te fijas, las reglas cotidianas de nuestra vida, conllevan un castigo o una consecuencia por incumplimiento ¿cierto?
En las reglas personales no es necesario tener un castigo, te explico porque.
El gran error de los castigos
Siempre existe una sanción como consecuencia de romper una regla cotidiana.
Por ejemplo: si te pasas el semáforo en rojo, te estacionas en un lugar equivocado, fumas en un lugar cerrado obtienes una multa que pagar.
Y así es como los castigos son la consecuencia por excelencia de faltar a una regla. Pero lo que no sabías es que nuestro cerebro funciona mejor a la inversa.
Nosotros respondemos mejor al feedback positivo que al negativo. Es como en matemáticas la suma de dos negativos no resultan en un positivo.
El método de los castigos está sobre-valorado y no funciona tan efectivamente como los premios. Tu cerebro funciona mejor con recompensas y no con castigos.
Si te mantienes por debajo del límite de velocidad entras a un sorteo para ganar un premio.
Y el premio es todo el dinero que se acumule por las multas de tránsito. Dinero que han tenido que pagar aquellos que no siguen la regla y conducen por encima del límite de velocidad.
Es decir, si sigues la regla ganas una recompensa. Así de simple.
Esta estrategia ha sido aplicada en varias ciudades del mundo, dando buenos resultados. Y estoy segura que dará también excelentes resultados en tu vida.
Elige una recompensa, no un castigo
Cada que cumplas la regla date un premio como recompensa. Recuerda que la recompensa debe de estar alineada con tus objetivos.
Si lograste resistir a los chocolates bajo estrés y en cambio aplicaste tu regla, un pastel de chocolate como recompensa no es una buena idea. Mejor una sesión de spa por tu buen manejo de estrés, por ejemplo.
Lo interesante de tener una recompensa es que, siempre querrás seguir la regla. Poco a poco fallar será menos frecuente y lograrás tener un hábito saludable.
El objetivo de tener una regla personal es lograr crear un hábito más rápido y sin…
¿Qué pasa si fallo a la regla?
Lo importante es crear un sistema que te ayude a apegarte a la regla y no a castigarte.
Si rompes tu regla personal continuamente, lo que tienes que hacer es volver a re-plantearla. Por ejemplo:
- “Solo comeré un chocolate a la semana”
Aunque es una buena regla, no es específica y tampoco incluye un plan de acción. Si desarrollas más tu regla podrás seguirla sin ningún problema.
- “Solo comeré una barra de chocolate a la semana y para lograrlo dejaré de comprar chocolates de camino al trabajo, tomando una ruta alterna”
Otra opción: “Solo comeré una barra de chocolate a la semana y para lograrlo dejaré de pasar por la máquina de chocolates y además cuando tenga antojo de un chocolate iré a conversar con un compañero”
El objetivo es crear una regla personal que se ajuste perfecto a tu rutina y que tú puedas seguir.
Tu regla personal debe reforzar un nuevo comportamiento con una solución realista en tu rutina
Y si aún sigues fallando en la regla, no pasa nada. Todos podemos caer en la trampa de los viejos hábitos. Si fallas a la regla un día no te culpes. Vuelve a plantearte la regla y continúa intentándolo.
Piensa porque has fallado, analiza la situación. Si es posible toma papel y lápiz y escribe cómo te sientes. Date el tiempo de ser un investigador de tu vida y encuentra la raíz del problema.
Tal vez, solo tienes que elegir una mejor recompensa que te impulse a seguir tu regla personal. O tal vez, simplemente tienes que cambiar tu regla y hacerla aún más específica.
OJO: Te recuerdo que la falta de motivación o de fuerza de voluntad no son motivos que justifiquen fallar a la regla.
Un último y rápido ejemplo real
Una empresa exitosa que vende café en todo el mundo (Starbucks) ha utilizado este método para lograr mantener un estándar de calidad en el servicio.
El reclutamiento del personal es de la siguiente forma: Los empleados tenían que pensar en el peor panorama posible frente a un cliente.
Por ejemplo: que el cappucino caliente se derrame en la camisa del cliente o como reaccionar cuando un cliente está de mal humor y grita sin razón.
El objetivo de este ejercicio es pensar ¿qué harías al respecto? Y crear una regla personal.
De esta forma, si el peor de los casos realmente ocurre el empleado no actuará por estrés o nerviosismo, simplemente tendrá que sacar la regla que creo del bolsillo y ponerla en práctica.
Se le conoce como el método LATTE (por sus siglas en inglés):
Primero escuchas al cliente, después pones en práctica tu regla personal, explicas el por que del problema y terminas agradeciendo por su paciencia.
Realmente están creando rutinas y hábitos en sus empleados, de esta forma garantizan el servicio y calidad.
¿Interesante?…
¿No sería increíble que tu también lograrás tomar las decisiones más correctas con menos esfuerzo y aún en situaciones de estrés?