Lechada de Almendras

Con todos los problemas que rodean a los lácteos y su relación perjudicial con las hormonas, problemas digestivos, alergias, moco, y mucho más, no es sorprendente que mucha gente esté buscando otras fuentes para agregar a su café, cereal, smoothies y té. Les voy a ahorrar un poco de tiempo, y trabajo, y los voy a direccionar a una alternativa mucho más sana que la soya. Bienvenidos a la belleza de la lechada de almendras bien hecha.

Consigue las mejores almendras

Cuando prepares cualquier receta, es siempre muy importante encontrar los ingredientes más limpios y frescos posibles. En una receta de leche de almendras, se reduce a dos ingredientes: almendras y agua.

En el caso de las almendras, es mejor elegir orgánicas y crudas en la medida de lo posible. Las almendras convencionales atraviesan por procesos de fumigación, pasteurización y/o irradiación, que de hecho deja las nueces “muertas”, o sin nutrientes, así como en un estado tóxico. Definitivamente las almendras orgánicas son más caras, pero al final puedes ahorrar en el producto final.

Considera que esta lechada de almendras frescas, orgánicas y germinadas cuesta aproximadamente $30 por litro, mientras que en el supermercado, la lechada convencional, que lleva semanas y hasta meses en el anaquel, cuesta aproximadamente $40. No sólo estás ahorrando unos pesos, le estás dando a tu cuerpo un mucho mejor producto.

En cuanto al agua, asegúrate de que sea al menos de filtro. Si puedes conseguir agua de manantial o mineralizada, mucho mejor.

Remoja las almendras

Este es un paso muy importante, que el 99% de los productores de lechada de almendras se salta.

Las almendras contienen inhibidores naturales de enzimas. Esta es la manera en la que la naturaleza preserva la vida de la nuez que se cae del árbol y se queda en el piso, esperando al agua para poder germinar y crecer. Los inhibidores de enzimas permiten a la almendra sobrevivir por un periodo de tiempo, hasta que reciba humedad, y entonces libera a las enzimas para poder regresar a la vida.

Cuando remojas las almendras por 8-12 horas, éstas liberan esas enzimas, y efectivamente “germinan”, lo que hace que las almendras se vuelvan mucho más digeribles y vivas. Esto no sólo libera los nutrientes y ayuda al cuerpo a absorberlos correctamente, sino que también ayuda a eliminar los problemas digestivos que vienen con muchas nueces.

Durante estas 8-12 horas tendrás que colar y enjuagar durante las primeras horas, luego una vez más mientras preparas la lechada de almendras.

*Nota: las almendras no sacarán un tallo, pero se hincharán. Sabes que tienes buenas almendras si después de 8-12 horas de remojarlas están hinchadas.

Licúa tus almendras germinadas

El siguiente paso es agregar 1 taza de almendras germinadas a tu licuadora y suficiente agua para cubrirlas. Licúa hasta que esté homogéneo. Después llena la licuadora con suficiente agua para hacer 4 a 5 tazas (depende de qué tan ligera quieras la lechada). Licúa otra vez hasta que tengas la consistencia de leche. Ahora tienes tu primer lote de lechada fresca de almendras crudas y orgánicas! Ya casi tenemos el producto terminado.

Cuela

Tu lechada de almendras está un poco áspera y necesita ser colada para que puedas disfrutar de un producto suave y refinado.

Hay algunas maneras en las que puedes lograr esto, pero recomiendo una bolsa de lechada de almendras, ya que por lo general da mejores resultados. Sólo asegúrate de que sea lo suficientemente fina para que cuele toda la pulpa y deje que la lechada de almendra pase.

Puedes usar la pulpa que sobre como harina de almendras, sólo hay que deshidratarla.

El proceso de colado no debe llevarte más de 5 minutos con una buena bolsa y unos suaves apretones. Ahora tienes un litro de lechada de almendras fresca y orgánica!

Almacen

La lechada de almendras recién hecha puede durar en el refrigerador de 3 a 5 días antes de que empiece a perder su frescura rápidamente.

Típicamente un litro de leche no te dura tanto, pero esto tiene por qué ser un problema. Si tienes almendras extra que no usaste, simplemente guárdalas en el refrigerador y se conservarán por un par de días hasta que vuelvas a hacer lechada. También puedes utilizarlas para hacer ensaladas u otras recetas que requieran almendras.

Puedes endulzar tu lechada con dátiles o stevia, o agregarle vainilla o canela para darle un toque de sabor.

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